El BCE lanza un mar de liquidez sobre la banca y anticipa un aumento de las compras de deuda
La autoridad monetaria mejora las condiciones de las inyecciones de liquidez y prepara una barra libre de dinero, más potente que la tradicional, para asegurarse de contener el impacto del virus en el mercado y el crédito
"Lo que sea necesario". La frase de Mario Draghi en 2012 se ha convertido en el emblema de la actual presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde que cada vez que comparece lo hace para anunciar más estímulos monetarios. Hoy, en una jornada en la que las diferentes economías de la zona euro han presentado crecimientos negativos escalofriantes en sus PIB, la autoridad monetaria optó por lanzar todo un mar de liquidez sobre el sector financiero. Cueste lo que cueste, el BCE se ha marcado el objetivo de mantener el flujo de crédito a la economía real en un intento de evitar que el devastador impacto del parón de la actividad empresarial, motivado por la lucha contra el coronavirus, se vuelva permanente.
La institución que preside Lagarde ha mantenido hoy la tasa de depósito en el -0,5% y los tipos de interés en el 0%, pero de forma indirecta sí que ha rebajado el precio del dinero. El BCE ha anunciado la mejora, a partir de junio, de las condiciones de sus grandes inyecciones de liquidez, conocidas como TLTROs, por las que riega trimestralmente de dinero a la banca con la condición de que ésta lo preste luego a empresas y familias, es decir, que fluya a la economía real.
Si cumplen esta condición, los bancos podrán ganar hasta un 1% por el hecho de pedir dinero al BCE y conceder préstamos, un incentivo jugoso que, junto con los diferentes programas de avales puestos en marcha por los Gobiernos, se espera que sea suficiente para mantener el flujo de crédito pese al mayor riesgo de impago por el coronavirus. Antes de esta reunión, las entidades podían ganar hasta un 0,75%, por lo que la mejora es de 25 puntos básicos. Estas condiciones extraordinarias se mantendrán hasta septiembre de 2021.
Como gran novedad, ha puesto en marcha una nueva modalidad de barra libre de dinero para la banca, a la que ha denominado Operaciones de Refinanciación a Largo Plazo de Emergencia Pandémica (PELTROs), por las que las entidades podrán ganar hasta un 0,25% simplemente por el hecho de pedir prestado. Esta herramienta se materializará en siete operaciones que comenzarán ya este mismo mayo y tendrán un vencimiento escalonado hasta junio de 2021. A diferencia de las TLTROs, en las que la cantidad de liquidez que pueden pedir los bancos se deriva de su masa crediticia, en las PELTROs las entidades pueden solicitar dinero por todo lo que dé de sí el colateral que presenten. El BCE recientemente relajó también las condiciones de liquidez con vistas a potenciar esta herramienta.
Además, las PELTROs se diferencian de las operaciones trimestrales en que no tienen ningún tipo de condicionalidad, por lo que los bancos ni siquiera tienen necesidad de prestar ese dinero a empresas y familias para beneficiarse del "premio" del BCE. Varios expertos coinciden en que este movimiento de la institución con sede en Fráncfort esconde un incentivo para que las entidades apoyen a la autoridad monetaria con compras de deuda en un intento por mantener bajo control las primas de riesgo, que en estos dos meses de crisis del coronavirus han sufrido fuertes presiones.
De hecho, las operaciones recuerdan a las antiguas LTROs con vencimiento a tres años que el BCE puso en marcha durante la crisis de deuda soberana en Europa y que la banca utilizó para comprar bonos periféricos que, en ese momento, ofrecían intereses muy altos. Lo que entonces fue considerado un fallo en la construcción de la herramienta, que dio lugar después a las TLTROs, parece ser ahora el objetivo.
Compras de deuda
Al margen de las inyecciones de liquidez a la banca, un movimiento que expertos como Frederik Ducrozet, economista de Pictet WM, califican de "masivo", Lagarde anunció que la institución está preparada para incrementar el tamaño y la duración del Programa de Compras de Emergencia Pandémica (PEPP), "hasta el punto que sea necesario". A través de esta nueva herramienta, puesta en marcha el pasado 18 de marzo, el BCE tiene previsto adquirir 750.000 millones de euros en deuda, una cantidad que se suma a los 20.000 millones de euros que ya adquiría cada mes y al paquete extraordinario de 120.000 millones que lanzó el 12 de marzo.
Varios analistas habían anticipado que el BCE podía incrementar hoy mismo el PEPP para situarlo por encima del billón de euros en compras, o incluso hacerlo ilimitado, pues en las últimas semanas se ha convertido en la gran herramienta de la institución para evitar una crisis de deuda por el despegue de las primas de riesgo de, entre otros, Italia y España. La autoridad monetaria, de hecho, ha consumido ya alrededor de 100.000 millones de euros del programa y, al ritmo actual, lo acabaría en octubre. Sin embargo, el BCE ha preferido guardar este as bajo la manga, presumiblemente para la cumbre de junio, cuando dará sus proyecciones macroeconómicas de crecimiento e inflación para la zona euro.
Varios analistas habían anticipado que el BCE podía incrementar hoy mismo el PEPP para situarlo por encima del billón de euros en compras, o incluso hacerlo ilimitado, pues en las últimas semanas se ha convertido en la gran herramienta de la institución para evitar una crisis de deuda por el despegue de las primas de riesgo de, entre otros, Italia y España. La autoridad monetaria, de hecho, ha consumido ya alrededor de 100.000 millones de euros del programa y, al ritmo actual, lo acabaría en octubre. Sin embargo, el BCE ha preferido guardar este as bajo la manga, presumiblemente para la cumbre de junio, cuando dará sus proyecciones macroeconómicas de crecimiento e inflación para la zona euro.
Sí ha anticipado, sin embargo, que está dispuesto a revisar la composición de este programa. En el marco del PEPP, el BCE compra deuda soberana, bonos corporativos con grado de inversión, pagarés, titulizaciones y cédulas hipotecarias. De esta forma, esa revisión podría llevar a la autoridad monetaria a adquirir bonos bancarios o deuda corporativa con grado especulativo (ráting high yield). La compra de acciones, según el consenso de expertos, todavía está muy lejos del foco del banco central.