La UE busca ingresar 10.000 millones con una tasa a grandes empresas
Bruselas busca fuentes de ingresos para ayudar a financiar el fondo de recuperación. Junto a la 'tasa Google', planea impuestos al CO2 y al plástico, además de a las compañías.
La solidaridad tiene un precio y no es precisamente bajo cuando se trata de financiar la reparación de los destrozos que ha provocado el coronavirus. La Comisión Europea busca fuentes directas de ingresos para sufragar su fondo de recuperación pos-coronavirus, que quiere dotar con 750.000 millones de euros, y hacerlo así más digerible para los frugales socios del norte, que se perfilan como el principal escollo en la negociación de una iniciativa sin precedentes en la historia del proyecto europeo. En esa acuciante búsqueda de recursos, Bruselas ha planteado un impuesto a las grandes empresas para recaudar unos 10.000 millones de euros anuales. Así lo desveló el comisario europeo de Presupuestos y Administración, el austriaco Johannes Hahn, quien anticipó que la medida afectaría a unas 70.000 compañías con una facturación superior a los 750 millones de euros.
El objetivo del Ejecutivo comunitario, hasta ahora muy encorsetado en el ámbito presupuestario, es abrir nuevas vías de ingresos que nutran los recursos propios de la Comisión. "Aspiramos a que, como muy tarde a finales de 2027, tengamos en marcha un flujo constante de nuevos recursos propios" que se añadan al Presupuesto, afirmó Hahn en unas declaraciones a Financial Times. El comisario de Presupuestos añadió que la previsión es lograr por esta vía unos ingresos estables de entre 15.000 y 20.000 millones anuales en ese horizonte temporal.
El impuesto que diseña Bruselas, que debería ser aprobado por los Estados miembros, se perfila como una tasa anual de acceso al mercado único para grandes compañías y entraría en vigor a partir de 2024. La fórmula no está aún definida. Por ejemplo, se desconoce si se aplicará sobre los beneficios o si será proporcional al tamaño de las sociedades. Lo que sí intentaron ayer fuentes comunitarias fue minimizar su impacto sobre las compañías, asegurando que los 10.000 millones de euros que está previsto recaudar con esta nueva tasa representarán menos del 0,2% de la facturación que las multinacionales afectadas generan por sus operaciones en el mercado europeo, según informó la agencia Reuters.
Al nuevo impuesto sobre el mercado único, Bruselas quiere añadir otros tributos de nuevo cuño con los que reforzar su arsenal presupuestario. Así, planea dos tasas sobre el dióxido de carbono: una sobre el comercio de emisiones y otra en frontera sobre productos procedentes de países con estándares medioambientales inferiores. La Comisión también baraja un gravamen sobre el plástico y sigue adelante con su intención de aplicar una tasa Google. Aunque en principio prevé hacerlo de forma coordinada con la OCDE, no descarta hacerlo en solitario si no hay acuerdo en la Organización.
Sánchez pugnará para recibir este año un adelanto de fondos europeos
Aunque la Comisión Europea ha prometido a España un salvavidas de 140.000 millones de euros (77.000 millones en ayudas directas y el resto en créditos), el dinero aún tardará en llegar, entre otras razones porque el fondo de reconstrucción de 750.000 millones que plantea Bruselas todavía debe ser acordado por los Estados miembros, un proceso que se augura largo y complejo. Sin embargo, España, junto a Italia uno de los países más golpeados por la pandemia tanto desde el punto de vista sanitario como económico, necesita recursos frescos cuanto antes. El propio presidente del Gobierno y líder de los socialistas, Pedro Sánchez, aseguró ayer a los miembros de la Ejecutiva Federal del PSOE, con los que mantuvo una conferencia telemática, que pugnará para empezar a recibir ya en el último tramo de este año parte de las ayudas previstas por el bloque comunitario. Las opciones son muy limitadas. El Ejecutivo que lidera Ursula von der Leyen plantea la posibilidad de adelantar al último trimestre del ejercicio el reparto de unos 11.500 millones con cargo a ese nuevo fondo de recuperación, pero el resto del oxígeno económico no llegaría hasta 2021, coincidiendo con la entrada en vigor del nuevo presupuesto comunitario para el periodo 2021-2027, que los Estados miembros aún deben aprobar. De los 11.500 millones de euros que, a priori, podrían liberarse a finales de año, alrededor de 5.000 millones corresponderían a la política de cohesión, que el Ejecutivo comunitario aspira a reforzar con hasta 55.000 millones de euros complementarios de aquí a 2022 a través del fondo pos-coronavirus.
Sánchez aseguró ayer a la ejecutiva del PSOE que el Gobierno, que se muestra alérgico a todo aquello que no sean ayudas directas, dará la batalla para que este adelanto de fondos sea posible. Como casi todo en Bruselas, no será fácil, ya que Bruselas prevé hacerlo enmendando el presupuesto todavía en vigor, por lo que deberá contar con el plácet de los gobiernos europeos y de la Eurocámara.