Europa cierra un acuerdo histórico con 360.000 millones de ayudas directas
Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea alcanzaron esta madrugada un acuerdo para crear un fondo de recuperación de 750.000 millones de euros para ayudar a los países más afectados, incluyendo hasta 390.000 millones en transferencias directas.
"¡Acuerdo!", anunció en redes sociales el presidente del Consejo europeo, Charles Michel, poco después de las 5.30 horas del martes. Este plan de reconstrucción, que estará financiado por una emisión sin precedentes de deuda conjunta por parte de la Comisión Europea y tendrá una duración de tres años, se sumará a un presupuesto comunitario para el periodo 2021-2027 de 1,074 billones de euros.
Esto último supone un cambio histórico en el modelo presupuestario que estableció hace 30 años el marco financiero plurianual que supone un paso sin precedentes hacia una posible unión fiscal.
Tras cuatro días maratonianos de Consejo Europeo, los líderes de los 27 consiguieron sacar adelante el esperado plan de rescate para salvar a sus economías del colapso sin precedentes de la crisis del Covid-19, entre ellas España e Italia.
Tras el anuncio de Michel, se sucedieron las declaraciones de los diferentes líderes. "¡Día histórico para Europa!", celebró en Twitter el presidente francés, Emmanuel Macron.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, destacó que el acuerdo es "una señal sobre la capacidad de actuar" de la UE. "Europa tiene la valentía y la imaginación de pensar en grande", enfatizó en una rueda de prensa la alemana.
"No fue fácil, pero al final nos encontramos", afirmó la canciller, para destacar a continuación que "el multilateralismo está en estos momentos muy presionado" y que "Europa ha demostrado en esta situación ser capaz de actuar".
El fondo de reconstrucción nace después de que los autodenominados países frugales, Países Bajos, Austria, Dinamarca y Suecia, hayan logrado imponer su austeridad a base de un buen tijeretazo tanto en las ayudas directas como en el presupuesto europeo. A pesar de su empuje, los países del norte no han conseguido reducir el tamaño global del fondo, que preserva los 750.000 millones iniciales, pero a cambio han obligado al resto de socios a recortar la parte que se distribuirá a los países en forma de subvenciones a fondo perdido, otra de sus principales reivindicaciones.
Finalmente, las transferencias se quedarán en 390.000 millones de euros, 110.000 millones menos que los que recogía la primera propuesta que llegó a la mesa de los líderes. El resto del fondo, 360.000 millones de euros, llegará a los Estados miembros en forma de préstamos que tendrán que devolver.
Países Bajos también ha conseguido introducir una mayor supervisión de las ayudas, pero no tendrá una capacidad real de veto si considera que las reformas que ha planteado un país concreto para recibir fondos no son las adecuadas.
El acuerdo final establece que los planes nacionales de reformas serán aprobados con mayoría cualificada entre los 27 y los desembolsos posteriores dependerán del cumplimiento de una serie de objetivos preestablecidos. La Comisión Europea evaluará si se han cumplido estos objetivos, aunque excepcionalmente uno o más socios que tengan dudas de su análisis podrán pedir que debata entes a nivel de líderes.
Otra de las victorias que se han apuntado los países del norte es el aumento de sus 'cheques' de descuento del que se benefician los mayores contribuyentes al presupuesto de la UE. En concreto, Países Bajos, Dinamarca, Suecia, Austria y Alemania verán reducidas sus aportaciones durante todo el periodo en 53.000 millones que tendrán que completar el resto de Estados miembro.
España contará con 140.000 millones del fondo, 72.700 en ayudas directas en transferencias directas, según anunció el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, al valorar el acuerdo alcanzado por el Consejo Europeo sobre dicho fondo y el marco financiero plurianual.
"Es un gran acuerdo para Europa y para España; no les quepa duda que hoy se ha escrito una de las páginas más brillantes de la historia de la UE", dijo Sánchez en rueda de prensa en Bruselas poco después de lograrse por fin el consenso.
El jefe del Ejecutivo español definió el acuerdo también como "un auténtico 'Plan Marshall' para dar respuesta contundente a la crisis de la COVID-19 pero también para abordar las transformaciones que el país necesita en el futuro, y destacó el hecho "inédito" de que la Comisión Europea se vaya a endeudar por primera vez para financiar el fondo.
Los grandes países, Alemania, Francia, Italia y España, como la mayoría de los 27, querían como mínimo 400.000 millones de euros en subvenciones, mientras que los frugales proponían 350.000 millones.
Finalmente, el compromiso se queda más cerca de la primera cifra, pero supone un recorte de 110.000 millones en las ayudas directas con respecto a los 500.000 millones de euros que propuso la Comisión Europea (más 250.000 millones en créditos).
El Instrumento para la Recuperación y la Resiliencia, la partida más relevante del fondo de reconstrucción, destinada a financiar reformas e inversiones, aumenta su dotación a 672.500 millones, pero el resto de programas del fondo sufren importantes recortes.
El problema fue que la posición de partida del primer ministro holandés, Mark Rutte, al frente de los frugales, era de oposición frontal a los subsidios. Para convencerle hizo falta el tijeretazo en las ayudas directas, que en su lugar engrosará la partida de préstamos (360.000 millones, frente a los 250.000 millones de la propuesta inicial).
El fondo de ciencia Horizonte Europa pasa de 13.500 a 5.000 millones; el de inversiones Invest EU, de 30.300 millones a 5.600; o el Fondo de Transición Justa para el clima, de 30.000 a 10.000 millones; mientras que el Instrumento de Solvencia propuesto por Bruselas para ayudar a empresas en problemas se ha eliminado.
El acuerdo refuerza además el control sobre la concesión de ayudas directas para contentar a Holanda, que reclamaba que los países pudiesen vetar los planes de reformas e inversiones de sus socios, mientras que la Comisión Europea planteaba que se pronunciasen solo a nivel técnico.
Los países remitirán sus planes a la Comisión, y estos tendrán que ser aprobados también por una mayoría cualificada de los Veintisiete.
Después, a la hora de autorizar el desembolso de cada tramo de ayuda, si un país o varios tienen dudas, podrán elevar la cuestión a una cumbre de líderes, con lo que el pago se paralizará hasta que lo hayan abordado.
Por otro lado, aumentan los descuentos que tienen los frugales en su contribución al presupuesto por aportar más de lo que reciben, mientras que Alemania simplemente lo mantiene (en 3.671 millones de euros anuales).
El de Holanda será de 1.921 millones de euros frente a 1.576 millones en la propuesta inicial, el de Dinamarca pasará de 197 a 377 millones, el de Austria de 237 a 565 millones y, el de Suecia, de 798 a 1.069 millones.
Además, se introduce por primera vez la condicionalidad ligada al Estado de Derecho, de la que recelaban Hungría y Polonia, así como la meta de que el 30% del gasto del presupuesto y el fondo de recuperación apoye objetivos climáticos.
El acuerdo tendrá ahora que pasar por el aro del Parlamento Europeo, que tiene la última palabra, y ya ha avisado de que no lo apoyará si no respeta las prioridades.