El BCE eleva en medio billón su plan antipandemia y lo extiende a marzo de 2022
Prevé una contracción del 2,2% del PIB en el último trimestre por la segunda ola y rebaja su previsión de crecimiento en la zona euro al 3,9% en 2021, desde el 5%
El BCE ha cumplido hoy con las advertencias sobre la gravedad de la crisis que ha enviado en las últimas semanas pese a la euforia desatada por la vacuna contra el coronavirus y ha dado toda una bofetada de realidad, activando nuevos estímulos monetarios y rebajando sus previsiones de crecimiento e inflación. La institución ha decidido activar un nuevo paquete de medidas con el que combatir los efectos en la economía de la segunda ola de la pandemia del coronavirus, que ha impuesto nuevas medidas de restricción a la actividad y que impactará con fuerza en el PIB del cuarto trimestre de este año, en que el PIB de la zona euro se contraerá el 2,2%, según prevé el BCE.
Esta segunda ola tendrá "un impacto pronunciado en la economía en el último trimestre de este año e incidirá en la inflación más de lo esperado", ha reconocido Christine Lagarde en rueda de prensa. El BCE contempla que no se alcanzará el grado de inmunidad frente al virus suficiente para recuperar la normalidad en la zona euro hasta finales de 2021, ante lo que ha desplegado un paquete de medidas que den sostén a la economía hasta entrado 2022, con margen por tanto para apuntalar la recuperación.
El BCE ha elevado en 500.000 millones de euros el importe del plan extraordinario de compras de deuda con motivo de la pandemia (PEPP), hasta un total de 1,85 billones de euros, que se prolongará además hasta marzo de 2022, durante nueve meses más de lo decidido en junio y por más tiempo de lo que aguardaba el consenso de mercado. La cuantía sí está en la línea de lo que esperaban los inversores y confirma a este instrumento como la herramienta principal de política monetaria del BCE frente a la crisis.
El objetivo es garantizar unas óptimas condiciones de financiación a los gobiernos de la zona euro, que deberán emitir también en 2021 enormes cantidades de deuda para financiar la recuperación de la economía, y a las empresas y a la banca. Además, la deuda que venza de este programa será reinvertida hasta al menos finales de 2023. A propósito del PEPP, el BCE matiza que “en cualquier caso, el Consejo de Gobierno mantendrá las compras netas de deuda hasta que considere que la crisis del coronavirus ha pasado”. Lagarde ha precisado también que si las condiciones favorables de financiación se mantienen, gracias a las medidas adoptadas, no sería necesario consumir los 1,85 billones del programa en su totalidad.
Las compras mensuales por 20.000 millones de euros, previas al estallido de la pandemia, se mantienen sin cambios. Y se prolongarán durante el tiempo que sea necesario y hasta poco antes de que se decida una subida de los tipos de interés de referencia, en el 0% desde marzo de 2016.
“La incertidumbre se mantiene elevada, incluyendo lo relativo a la evolución de la pandemia y al calendario de distribución de la vacuna. Además seguimos vigilando el tipo de cambio en relación a las posibles implicaciones en las perspectivas de inflación en el medio plazo”, ha justificado el BCE en su comunicado, al tiempo que ha insistido en que “continúa preparado para ajustar todos sus instrumentos de política monetaria”, con el fin de alcanzar su objetivo de estabilidad de precios.
Lagarde ha reconocido que, pese a la vacuna, pasará tiempo hasta que se logre la inmunidad frente al coronavirus y ha advertido de posibles riesgos de reinfecciones y nuevas restricciones a la actividad. En definitiva, el BCE ha ajustado su política y perspectivas a un impacto económico por el Covid-19 que se prevé más duro. Su previsión de caída del PIB en la zona euro se modera este año del -8% de septiembre al 7,3%, pero empeora a un crecimiento del 3,9% en 2021, frente al 5%. Para 2022, el crecimiento previsto mengua al 4,2%, desde el 3,2% y en 2023, sería del 2,1%.
Lagarde ha explicado que no será hasta finales de 2021 cuando la zona euro habría alcanzado "inmunidad suficiente" frente al coronavirus para que la economía regrese a condiciones de normalidad y que hasta entonces, el foco del BCE está en facilitar unas condiciones de financiación favorables. Con estímulos intensivos hasta marzo de 2022, serán dos años por tanto de apoyo extraordinario del BCE a la zona euro a causa del coronavirus. Y si no hubiera tan inmunidad a finales de 2021 y la economía no se recupera según lo previsto, la institución volvería a reconsiderar su política, ha advertido Lagarde.
La segunda ola de la pandemia también obliga al BCE a revisar perspectivas de inflación. Los precios crecerán este año apenas el 0,2% en la zona euro, desde el 0,3% apuntado en septiembre; lo harán al 1% en 2021, al 1,1% en 2022, desde el 1,3% estimado con anterioridad, y al 1,4% en 2023. Lejos por tanto de la meta del BCE de aproximar la inflación al 2%. "El tipo de cambio juega un papel muy importante sobre los precios, lo vigilamos muy cuidadosamente", ha insistido Lagarde. La divisa europea se coloca hoy sobre los 1,21 dólares.
Lluvia de liquidez para la banca
El BCE ha decidido también actuar en el otro gran frente de sus políticas, el de asegurar al máximo que el crédito bancario fluye y llega a la economía real, para lo que ha tomado varias medidas. De entrada, ha prolongado la bonificación del 1% para las inyecciones de liquidez TLTRO III a la banca hasta junio de 2022. Su propósito es contribuir a que la banca cuenta con toda la liquidez disponible para dar financiación a empresas y hogares, a pesar de que la concesión de crédito se ha retraído tras el repunte apreciado durante el tercer trimestre, y a la vista de que el sector puede afrontar en 2021 el efecto de una oleada de impagos si no se prolongan los esquemas públicos de moratorias y avales. Además, el BCE añade otras tres rondas de estas inyecciones de liquidez TLTRO, de junio a diciembre del próximo año. Aun así, esa bonificación del 1% por pedir liquidez al BCE en las líneas TLTRO estará disponibles solo para los bancos que alcancen un nuevo objetivo de concesión de crédito, explica el BCE, que pretende así dar incentivos para que la banca mantenga al menos su nivel actual de financiación. En concreto, la disfrutarán aquellos que hayan mantenido o incrementado el crédito entre octubre de 2020 y el 31 de diciembre de 2021.
El BCE también ha mejorado ligeramente las condiciones para que la banca accede a estas inyecciones TLTRO, ya que las peticiones podrán ser equivalentes al 55% del stock de crédito que computa para ello, un umbral que se eleva desde el 50% y que ya había sido aumentado con anterioridad desde el 30%.
Coincidiendo con la reunión de hoy, el BCE ha realizado una nueva inyección de liquidez TLTRO en la que ha adjudicado 50.400 millones de euros a un total de 156 entidades de la zona euro, a un plazo de tres años. La cuantía está a años luz de los 1,3 billones de euros adjudicados en junio, reflejo de la abundancia de liquidez y de la expectativa de la banca a una mejora en esas líneas de financiación.
Otra de las medidas dirigidas a facilitar al máximo la financiación bancaria tiene que ver con la deuda que las entidades pueden presentar como colateral al BCE a cambio de esa liquidez. La institución abrió la mano en abril, al aceptar deuda que se hubiera deteriorado bajo el grado de inversión y esa medida se extenderá hasta junio de 2022.
El blindaje de liquidez para la banca incluye también la decisión de ofrecer otras cuatro líneas adicionales de liquidez de emergencia vinculadas a la pandemia (PELTRO por sus siglas en inglés) durante 2021, que se suman a las siete anunciadas en abril.
La institución ha dejado sin cambios la facilidad de depósito en el -0,5%. Un recorte en 10 puntos básicos era una posibilidad manejada por los expertos, aunque el BCE ha renunciado a extenderse más aún en el terreno de los tipos negativos.