Los prestamistas privados diseñan financiaciones ultrarrápidas para rescatar empresas
Los fondos de deuda dan un paso al frente para aportar liquidez. Gestoras como Kartesia reducen al mínimo los procesos para ganar flexibilidad
La crisis del coronavirus ha cambiado las reglas del juego y los fondos de deuda privada están dispuestos a dar el salto que requiere la nueva situación. Si la consigna es la rapidez y la flexibilidad, fuentes financieras señalan que los prestamistas privados alternativos a la banca están cambiando sus procesos para hacerse más ágiles y aportar liquidez a las compañías que lo necesiten en estos momentos.
Las gestoras dueñas de los fondos de direct lending consideran que las empresas españolas se están enfrentando a una crisis de liquidez sin precedentes provocada por el cierre de la actividad, pero que se trata de un golpe temporal y que los fundamentales de muchas de esas firmas son sólidos, añaden estas fuentes. El objetivo es llegar a ellas a tiempo y evitar males mayores.
Para ello, las gestoras no solo se están ofreciendo «activamente» para analizar la situación de las empresas en problemas y ofrecer dinero nuevo para financiar sus necesidades, sino que están desarrollando soluciones para acortar los plazos en los que ese dinero llega a su destinatario final, señala un directivo del sector financiero. El fondo europeo Kartesia es uno de los que más ha avanzado en este sentido y ya cuenta con contratos tipo tanto para la financiación como para las garantías, de forma que se agilicen los procesos.
También hay nuevas fórmulas para respaldar los pagos. Aunque la realidad en la que vive el sector corporativo nacional está llevando a que los contratos de financiación incluyan cláusulas más exigentes de prendas y control sobre la situación financiera, los fondos de deuda privada han comenzado a aceptar garantías más flexibles, como los contratos o facturas de clientes.
Los fondos de deuda privada «tienen comités internos muy ágiles, con mucha flexibilidad de movimiento», señala José Bertram, socio de derecho financiero de Ashurst en Madrid. «Hay mucha liquidez disponible en los fondos de deuda y no dudamos de que vayan a tener su papel», añade.
Protección
La recomendación de estos vehículos es que las empresas no esperen a tener problemas para recurrir a soluciones alternativas de financiación. «Dado el impacto impredecible que el coronavirus puede tener en los negocios y en las cadenas de suministro, si las empresas se refinancian con productos de deuda a mayor plazo, con un vencimiento a dos o tres años, estarán en posición de mitigar los riesgos financieros y de actividad para los próximos meses», explica otro directivo financiero.
El consejo es tomar la liquidez que se pueda tanto si es la solución para la supervivencia como si se trata de una medida preventiva, añade. El objetivo es eliminar la incertidumbre financiera y centrarse en la actividad.
«Esta crisis va a generar un reapalancamiento generalizado derivado de la caída del negocio y la necesidad potencial de absorber pérdidas», resalta Aitor Zayas, director de Financial Advisory de Deloitte. «En este contexto, la deuda privada, fondos de direct lending con capacidad de afrontar operaciones de gran tamaño, pueden tener un rol relevante en la reestructuración de los pasivos a largo plazo de algunas compañías españolas».
La francesa Tikehau y las españolas Alantra, Oquendo o Trea están entre los prestamistas que han hecho operaciones recientes de financiación en España, pero los grandes fondos internacionales de Blakstone o KKR también han pisado suelo nacional y otros gigantes como Pemberton acaban de abrir oficina en la capital, Madrid.
En conjunto, los fondos de deuda privada tienen 266.000 millones de euros disponibles para invertir en préstamos corporativos en todo el mundo y gestionan ya una cartera de crédito de 740.000 millones, según los datos de Preqin.
Eso sí, los vehículos de direct lending no están solos. La banca está abriendo cada vez más su estrategia de préstamo tanto desde sus propios fondos de deuda (como el que ha creado Santander) como en su operativa tradicional. Y más ahora que el Gobierno está apremiando al sector para que no deje caer ninguna compañía acuciada por la crisis del coronavirus. Para ello, ha aprobado el primer tramo de 20.000 millones de euros de la línea de avales de 100.000 millones que va a poner a disposición de la banca y que garantizará hasta el 80% de los préstamos que soliciten las compañías y los autónomos para combatir la pandemia.
El coste de la financiación dependerá de cada banco, pero el respaldo del Gobierno y el acceso a recursos más baratos que tienen las entidades financieras anticipan unos precios más competitivos que los fondos de deuda privada, pero estos vehículos cuentan a su favor con estructuras más ágiles y contratos más flexibles, según fuentes del sector.